Colegiada en Baleares desde 1990, pertenece al turno de oficio desde el año 1991. Actualmente está inscrita en los turnos de civil, penal, violencia de género, menores y juicios rápidos en el Partido Judicial de La Palma. El próximo 12 de julio es el Día de la Justicia Gratuita y del Turno de Oficio y, repasando la trayectoria de abogados y abogadas de diferentes Colegios de la Abogacía queremos rendir homenaje a los más de 42.000 profesionales que integran este colectivo en nuestro país.
¿Por qué decidió apuntarse al turno de oficio?
En ese momento, era el camino natural al acabar la carrera y porque en mi ADN llevo la inquietud social y era una forma de contribuir a la sociedad de la única manera que puedo aportar, con mi conocimiento y mi trabajo. Con los años me he dado cuenta de que era -y es- una vocación que entonces desconocía.
¿Qué es lo que le aporta su trabajo en este servicio público de la Justicia?
Una implicación social, una conciencia de que verdaderamente estoy ayudando a quien necesita acudir a la asistencia jurídica gratuita (AJG) porque no puede costearse un abogado particular. Es mi minúscula contribución a la causa social, pero importante para el justiciable.
Además del tema de las remuneraciones, ¿Qué otras propuestas/medidas crees que deberían adoptarse para mejorar el servicio y el trabajo de los abogados que lo prestan?
Obviamente, las remuneraciones son el punto estrella. Parece que somos una ONG a la que, en el caso del territorio común, que yo llamo territorio comanche, ni siquiera el propio Ministerio reconoce. Son mejorables las condiciones de la prestación del servicio, tanto en recursos materiales a nuestro alcance como en el acceso a los recursos humanos judiciales que son necesarios para la defensa.
Es muy conveniente una mejora organizativa en los servicios de guardia, porque no tiene sentido que los abogados asistamos en horario nocturno a los justiciables si luego no pueden ser asistidos por los demás operadores en esa misma noche, sea la hora que sea.
¿Qué caso o casos de oficio te viene a la mente cuando repasas tu trayectoria?
Recuerdo con cariño dos asuntos: uno de penal, en el que el justiciable, acusado de una agresión sexual, me juraba que no había sido él, pese a que lo habían identificado con fotos… Investigué y conseguimos demostrar que fue identificado erróneamente con otra persona de características físicas similares, mismo modelo de vehículo y que vivía en el mismo barrio. Al final le absolvieron y me sentí orgullosa de mi trabajo.
El otro es un asunto de civil en que atendí a una viuda, mayor y enferma, que al no tener ningún recibo del pago de la vivienda que compró su marido, le reclamaban o bien que pagara el resto o la resolución del contrato de compraventa. Después de tres años de pleitos y de muchas horas de investigar y de reunirme con ella logramos una sentencia favorable. Ayudé a esta persona no solo a “recuperar” su casa, sino también a confiar en la Justicia gratuita y en la abogacía de oficio. Y por eso, sé que siempre hablará bien de este servicio.
¿Cómo cree que los usuarios/clientes de justicia gratuita perciben su trabajo?
Por mi propia experiencia, creo que, en los asuntos civiles, de menores y de violencia los justiciables aprecian el interés del abogado en su caso y lo agradecen. En Penal, la sintonía es más difícil porque algunos vienen ya con una carga que, a veces, solo podemos reducir, pero no eliminar. Es habitual que en tales casos piensen que si te pagan lo ibas a hacer mejor o a implicarte más, lo que, evidentemente, no es cierto.
En estos años de dedicación al servicio, ¿ha cambiado la tipología de los asuntos que atiende la abogacía de oficio?
Sí, creo que lo ha habido tanto en la tipología de los asuntos como de los justiciables, algo que, posiblemente, pueda estar relacionado, por un lado, con las circunstancias sociales y económicas de cada momento y, por otro, con el factor de la inmigración económica, la migración política y la libertad de circulación en la UE.